sábado, 25 de marzo de 2017

LA INFIDELIDAD DE PAREJA, UN ACERCAMIENTO.

FIDELIDAD – CONFIANZA – INFIDELIDAD - DESCONFIANZA

El tema es un poco extenso, tómense su tiempo

ALBERTO ACUÑA ARAYA 

“Nunca, ante ningún tema generalizo.  Por generalizar han sido asesinados muchos inocentes. La generalización no es un acto de justicia, por el contrario es un acto de discriminación”.

Pensar en infidelidad por lo general implica pérdida de confianza, de auto-seguridad, de auto-estima, dolor, remordimiento, rencor y toda una serie de sentimientos en el que se siente que el mundo se viene encima. Y esta se plantea en muchos ámbitos. Sin embargo aquí se partirá de la infidelidad de pareja, en cuanto pareja estable por un importante periodo de tiempo, aunque en algún momento se hablará de la infidelidad matrimonial, no podremos quedarnos solo en ese análisis. Nuestra sociedad ha “parido” infinidad de relaciones que implican casi, sino todos, si la mayoría de los elementos que conllevan a una ruptura por infidelidad. Existen dentro de esta tematica algo interesante para aquellas personas que aunque no tengan una paraja con una relativa estabilidad, si han sido infieles y no ante una, sino ante dos, tres, o más parejas. Incluso si estas personas se sienten “libres” solteros sin ningún compromiso serio. Al respecto, y a manera anecdótica, me decía un amigo soltero en una ocasión, creyente y bastante tranquilo, y tenía una relación con una mujer casada. “Mira Alberto, me siento tranquilo con esta relación, la pregunta obvia era por qué? Y me respondió sin prejuicios de ninguna índole, “porque ella es la “adultera” es casada, yo no, yo soy soltero. Saquen sus conclusiones.
La infidelidad dependiendo del entendimiento que tenga la pareja sobre la obligación de exclusividad adquirida, es causante de la mayoría de las separaciones y motivo de grandes tragedias.
Un reporte publicado a inicios del 2010 por la Escuela de Humana  de la Universidad de Minnesota, indica que en el 90 por ciento de los casos de separación, ha estado envuelta la infidelidad. El estudio intenta definir la infidelidad de la siguiente manera:
- Infidelidad Accidental: No es esperada, sospechada o predecible.
- Infidelidad Pura: Es el cambio continuo de pareja. La persona pretende causar envidia sobre otras por el hecho de tener mayor número de compañeros (ras).
- Aventura Romántica: Ésta ocurre en ciertos períodos de la relación, como un escape de las circunstancias.
- Arreglos Maritales: Separaciones temporales, relaciones abiertas, sexo convenido.
Según encuestas realizadas a nivel nacional e internacional, el hombre suele tener un promedio de seis compañeras durante el transcurso de su vida, en cambio la mujer, sólo dos.

LA INFIDELIDAD: UN PUNTO DE VISTA

Todos, terapeutas o no, en algún momento se ha de enfrentar a la infidelidad y no siempre sabremos de qué se trata hasta el momento de tener por delante una situación que rompe con un compromiso interior, un compromiso contraído con toda sinceridad y que por lo general es causante de muchas discordias y que involucra siempre a más de una persona.
En los momentos en que se enfrentan a la infidelidad se toma conciencia de manera exacta de una situación doliente y que remite al significado opuesto:

La palabra fidelidad significa también honradez y lealtad. Ser consecuentes con principios y valores
 conjugados a través de los años de vida en los que aprendimos a sumar nuestros propios principios con aquellos universales que alguna vez nos transmitieron nuestros mayores en su tiempo debido. Ser fiel es ser honesto consigo mismo y ver la dimensión de la trama real en el transcurso de nuestros días, saber, a partir de nuestros propios valores, qué consecuencias se desatarán si dejamos de ser leales a nosotros mismos, como a otros.
Cuando se forma una pareja y se prometen fidelidad y reciprocidad no sólo se están enlazando nexos de amor y responsabilidad social, y legal, sino que también se están sentando las bases de una situación interior que debe prevalecer ante cualquier circunstancia futura para fortalecerse ante los problemas que la vida cotidiana traiga.
A todo el mundo le puede suceder que deje de amar a su pareja, muchos motivos pueden llevar a que se dé una situación en que se deja de amar y desear a la otra persona, pero esto no significa que se deba tirar todo por la ventana simplemente por el hecho de no ver en el otro un objeto de deseo y complacencia en la intimidad personal. Si la vida de pareja tan solo basó su fidelidad y felicidad en la comunión carnal y satisfacción de sus propios deseos; y no alimentó otros valores que sostienen toda construcción humana, entonces se puede decir que lo vivido fue endeble, cualquier viento soplado desde cualquier esquina pudo tirar abajo esa torre de barajas hecha con la ilusión y sin la obligación debida.
En los casos en que no hay hijos en una pareja, la sociedad acepta y previene una situación de divorcio (separación), que aún con algún trauma por parte de los dos o de un solo integrante, puede resolverse en términos favorables para ambos, las cosas se complican cuando hay hijos, frutos de la relación que en otros tiempos navegó sobre las tranquilas aguas de una ilusión.

En esos momentos no sólo se debería pensar en que no se quiere más a una persona, que ya ha dejado de ser su centro de atención y satisfacción física y por ello debe abandonar toda relación existente, dejando un hogar por detrás, hijos sin su imagen paterna o materna, responsabilidades contraídas con anterioridad y que apuntaban a un destino más extenso, más sehuro, más feliz.
La fidelidad es un bien ético, es un don especial que solidifica y magnifica nuestro interior. Se es más feliz cuando somos leales a nuestros principios y tratamos de resolver esas cuestiones desde una perspectiva amplia y legítima, tomando en cuenta las necesidades de los demás, y accediendo a dejar un poco al lado la urgencia de abandonarlo todo porque no hay satisfacción como se espera.
Todos los seres humanos son motivados por deseos. Deseos de reconocimiento, de amor, de sexo, de gratitud, de amistad, de trabajo, de valoración, y de poder, pero el deseo debe someterse a la razón y la razón al conocimiento de la realidad, y, cuando esto se subvierte, entonces contrariamente a lo que se cree, no se ha ganado libertad y solo habrá una parcial satisfacción de ese deseo.
La infidelidad es una situación que solo se resuelve de una manera, enfrentándola, pues ya estuvo instalada en el instante mismo de un compromiso anterior. Responderle con otra infidelidad por despecho, es crear lazos y nuevos compromisos con personas a las que se pueden herir sin que tengan nada que ver con la ilusión de amor y tortura de cada uno. Atacar con violencia a la persona infiel es tan nefasto para uno, como para el otro, por lo que tampoco de nada sirve.

Infidelidad, ¿causa o consecuencia de la crisis de pareja?


La infidelidad es vivida como una de las peores traiciones que enfrenta la pareja y en general se piensa que el infiel es el culpable, sin embargo, la infidelidad es sólo el resultado de las crisis de pareja y ésta no es sólo sexual pues el cónyuge infiel buscará aspectos que su pareja no le brinda y estos pueden ser intelectuales, físicos, económicos y emocionales --- además de los sexuales.

El matrimonio

El matrimonio como institución, ha sido cuestionado de manera fuerte como una institución feudal de control y de coerción que permite la preservación del orden establecido. Al ser el matrimonio una institución social es difícil que la pareja pueda modificar a la sociedad, para cambiarlo --- el matrimonio resta en principio en la fidelidad mutua.
No podemos soslayar el hecho de que la moralidad, junto con sus valores, costumbres, normas, y atributos incitan al individuo a ajustar su conducta, pero también, sería por demás arbitrario, pretender "conocer" al individuo sólo desde afuera o desde el grupo sin intentar siquiera apuntar hacia los factores inconscientes y/o intrapsíquicos que desencadenan la infidelidad.

Hacia un concepto

Por infidelidad, relaciones extraconyugales, amantes, enamorados casuales, se entenderá la relación fuera del lazo de pareja estable, que uno de los miembros establece con otra persona, sea ésta del mismo o del sexo opuesto, y con quien obtiene algún tipo de relación amorosa --- no solamente genital ---, y que puede ser de corto o largo plazo.
El lazo conyugal alude no al hecho jurídico de contraer nupcias sino a la posibilidad de que la pareja haya aceptado llevar una relación más o menos duradera, (amor eterno) de manera voluntaria y comprometiéndose moral y físicamente el uno con el otro.
El tema de la infidelidad, en este sentido, no puede ser abordado como una entidad en sí misma, sino que tiene que ser entendido como una de las características --- una de las consecuencias de las relaciones de pareja.
Las relaciones de pareja, igual que todo tipo de relación, contienen cargas ambivalentes de amor y odio.

Factores que predisponen

Uno de los factores predisponentes de la infidelidad se remite a la elección del compañero. De acuerdo con este concepto, esta "decisión" está dada tanto por factores conscientes como inconscientes y además, restringidos al hábitat de cada individuo, es decir, la elección no es al azar sino que está altamente determinada de acuerdo con las actividades realizadas que nos permiten "conocer" o relacionarnos con otras personas.
De acuerdo con aspectos Freudianos (con los cuales comparto en muy pocos aspectos, la elección del compañero puede hacerse por varios senderos:
1. El tipo narcisista puede amar:
a. lo que uno es (a sí mismo)
b. lo que uno fue
c. lo que uno quisiera ser
d. a la persona que fue parte de uno mismo
2. El tipo anaclítico (relación de dependencia) puede amar:
a. a la mujer nutriente
b. al hombre
 protector
El esquema anterior explica por qué existen elementos de amor y odio en las relaciones amorosas. Al proyectar parte del ego en el otro y llegar a la frustración, se desencadena el odio, ya que mediante el mecanismo de la proyección se supone que el otro "debe" satisfacer nuestras necesidades; lo que ocurre tanto al nivel consciente como el inconsciente.
La pareja necesita, para su supervivencia y para el desarrollo de cada uno de los integrantes, movilidad; así, el tipo de elección inicial puede ser modificada. Por ejemplo, la pareja complementaria, en donde uno "manda" y es considerado mejor, más capaz, y más apto, puede verse seriamente afectada cuando el miembro "menor" obtiene una serie de logros que lo hacen salir del esquema establecido. En este ejemplo, el miembro "débil", realiza una elección del tipo anaclítico pero dados los logros, su relación se transforma en una de tipo narcisista. La relación continúa, siempre que la elección sea ratificada por ambos miembros de la pareja.
Puede darse el caso de un cónyuge de carácter oral o simbiótico que, en su afán de evitar la depresión, haga una elección de tipo analítico y cuando descubra que por medio de su compañero no solucionará sus fantasías, podrá entonces buscar una relación extra marital.
Así es como a nivel inconsciente, se puede elegir compañero por la idealización que se hace del objeto, puesto que cuando la persona se relaciona con alguien a quien considera valioso, se valorará mejor a sí misma; o bien, puede sentirse apoyada de manera más sólida.
Hay que destacar que también puede elegirse pareja para no relacionarse y evitar la fusión y proximidad del otro.
Las situaciones anteriores, hacen referencia a patologías, en la medida en que se hacen modos de relación rígidas y estereotipadas y así, ante cualquier crisis o problema "vital" de la pareja, resultarán las conductas inoperantes para resolver, o cuando menos, llevar a buen término los problemas que la aquejan.
Sea cual sea el tipo de elección que se haya realizado, los miembros de la pareja pueden sentirse defraudados una vez terminado el período de luna de miel y entonces, las expectativas sufrirán un golpe cuando se enfrenten a la pareja "real" y no a la idealizada.
El desplazamiento del odio, virtualmente operante, dentro de la "luna de miel", se torna ahora ineficiente a pesar de la represión, que ante una crisis se resquebrajará de tal suerte que un miembro de la pareja puede elegir como amante a una persona diametralmente opuesta a su cónyuge, conservando a su pareja como objeto bueno. Este mecanismo explica aquellos casos en donde se busca un amante con el objeto de continuar idealizando la figura del cónyuge y descargar así, lo negativo en el otro. Esto es frecuente, en personas que comparan la relación sexual con actividades excretoras y pueden entonces "desahogarse" con prostitutas, conservando en un buen concepto el nombre del "cónyuge decente".
En este sentido, hay que mencionar otro tipo de relaciones extramaritales en donde la genitalidad no es lo más importante tanto como lo es la necesidad de sentirse escuchado y atendido por otra persona --- el papel de la geisha en el Japón, y en parte de la prostituta en nuestro medio. Aquí se institucionaliza "la querida" --- frecuentemente, más bien-querida que la esposa "legítima".
Partiendo del supuesto de que toda pareja necesita cierto grado de dependencia, dada la necesidad de adecuar los roles; pueden encontrarse ciertas "desviaciones" respecto a la dependencia como el caso de individuos que tienen amantes cuando sienten que el cónyuge amenaza su independencia y autonomía y que tienen miedo a quedar atrapados, en este sentido, se observan sujetos que una vez que el/la amante inicia sus exigencias, buscarán nuevamente otra relación que los "salve" tanto del cónyuge como del amante "devorador" o bien, pueden mantenerse así para evitar ser absorbidos por ambas. Esta situación incluye el mito de "don Juan" en quien cabría la interpretación psicoanalítica del "miedo a la fusión" puesto que al relacionarse con muchas personas, la persona no puede involucrarse íntimamente con ninguna.
Muchos hombres mujeriegos, esperan "volver" de nuevo a su "casa" a restar por el fin de sus días con la esposa/madre con quien se casaran y a quien abandonaran por otras conquistas de conveniencia.
Puede suceder también, que la infidelidad ocurra para satisfacer la necesidad del enamoramiento. Como con el cónyuge la luna de miel llega a término, podemos encontrar sujetos para quienes es necesario estar continuamente en la etapa de idealización y de fusión para sentirse amados.
También es importante subrayar el hecho de que la infidelidad puede darse como consecuencia de la desconfirmación del otro o como intento de "salvarse" de una relación asfixiante.
Igual que el dinero, los hijos, las propiedades, los lujos, manifestaciones del poder en la pareja, la posibilidad de ser más atractivo y de tener mayores potencialidades sexuales y atracción hacia el sexo opuesto, es otra ostentación de poder en la pareja. Ciertas personas capitalizan en la adquisición de parejas como si fueran objetos de exposición. "Mira cuantas mujeres (hombres en el caso de Paris Hilton) tengo a mis pies".
A partir de las supuestas "causas" de la infidelidad, habrá que tener en cuenta el papel que desempeña el otro. Hay situaciones en las que el cónyuge es quien, por problemas sexuales, defensas, necesidades narcisistas, estimula abierta o encubiertamente a su pareja para que tenga relaciones
extramaritales, en el caso de que a la pareja le produzca angustia y rechazo.
Se pueden encontrar infidelidades homosexuales o bien encubrirse una homosexualidad latente permitiendo que el compañero tenga relaciones sexuales con otra persona --- este tipo de infidelidad es característica del hombre que "confiesa" a la mujer acerca de los detalles que ocurrieran en sus encuentros sexuales o del hombre que se masturba cuando escucha o ve detalles gráficos de la relación extramarital de su pareja.

El conocimiento de la relación

Se abordó, algunos factores predisponentes para que la infidelidad ocurra, sin embargo, se intententará ahora elucidar la consecuencia que la infidelidad trae en la pareja, pues contrariamente a lo que se piensa la infidelidad no es siempre causa de la ruptura de la pareja.
Independientemente de que el cónyuge "engañado" se entere o no, y sin perder de vista que la confesión suele llevar gran carga de hostilidad, aunado a las diferentes fases por las que atraviesa el cónyuge, víctima de la infidelidad, después de "conocer la verdad", este tema puede consolidar la relación siempre que se hable del por qué y no del cómo, pues la pareja podrá estrechar aún más sus lazos. Es necesario iniciar la meta-comunicación y salir del estereotipo de engañado contra engañador para superar la crisis.
Los seres humanos son verdaderamente extraños…
Por otro lado, las relaciones de infedilidad no siempre son duraderas. Hay aventuras que no amenazan a la pareja pues se basan en el supuesto efímero de su existencia.
De lo visto hasta ahora, resultaría ingenuo pensar que el hombre tiende más hacia la infidelidad que la mujer o bien que las mujeres que trabajan tienen mayor posibilidad de relacionarse extraconyugalmente que aquellas que no trabajan pues pensando así, perdemos de vista a la pareja; pues recordemos que también el otro toma parte activa aún en la "pasividad" más extrema.

¿Es la infidelidad índice de salud o de madurez emocional?

Respecto al problema de si un individuo adúltero puede ser considerado sano o no. Se supone que "un relación feliz consta de dos seres humanos felices", en este sentido, si se bien acepta que la relación íntima conyugal es un catalizador para que surjan las patologías individuales, dada su múltiple necesidad de satisfacer tendencias arcaicas, también se concluye que, desde el punto de vista psicoanalítico, la patología y las necesidades de satisfacción infantil son las que hacen propicia la relación extraconyugal. Considera que un individuo, para ser feliz, no necesita de aventuras ni de la poligamia.
Hay que tener presente que la fidelidad no es síntoma de felicidad, ni de salud; podría hablarse del tipo de relaciones simbióticas descritos por tantos, en donde las relaciones bipersonales regresivas se tornan tan asfixiantes que un amante, aunque utópico pensarlo en esas relaciones, resultaría deseable, por lo menos para "movilizar" dicha simbiosis o bien expandir el cerco de adhesividad que muchas familias poseen.
Así, más que buscar patologías, habrá que pensar que la infidelidad puede ser un síntoma de la larga serie de crisis por las que atraviesa la pareja y la funcionalidad, en vez de morbosidad, estará dada por la manera en que la pareja pueda comunicarse y superar la crisis.
Por otra parte, ¿qué hay de los engañados que niegan o que no ven lo que su mundo les presenta?, ¿cuántos matrimonios existen en donde la infidelidad
deseable, por lo menos para "movilizar" dicha simbiosis o bien expandir el cerco de adhesividad que muchas familias poseen.
Así, más que buscar patologías, habrá que pensar que la infidelidad puede ser un síntoma de la larga serie de crisis por las que atraviesa la pareja y la funcionalidad, en vez de morbosidad, estará dada por la manera en que la pareja pueda comunicarse y superar la crisis.
Por otra parte, ¿qué hay de los engañados que niegan o que no ven lo que su mundo les presenta?, ¿cuántas parejas existen en donde la infidelidad es lo acostumbrado?
Muchos…
Por la experiencia, he podido observar que las parejas reaccionan a la infidelidad con algún tipo de conducta infiel (hablando con el amigo el ex novio, el ex marido, el compañero de trabajo, o bien devuelven la infidelidad). La pareja siempre intuye el engaño y la infidelidad pues se alteran ritmos, economía, sexualidad y los hombres se muestran totalmente intolerantes ante la "invasión" de la esposa a sus centros de trabajo o de poder y control.
En general, es muy tolerada la infidelidad masculina pues existen creencias que la sostienen; tales como pensar al hombre más potente, con mayor necesidad sexual. He aquí una gran paradoja, pues se utiliza un argumento biológico para sostener un mito social, me refiero a aquello de que el hombre debe ser: fuerte, racional, mujeriego, con éxitos más sociales públicos que privados y que se justifique su "sexualidad biológica".
La decencia del hombre no se altera por ser adúltero, al contrario, si mantiene a la amante, hace alarde de su capacidad económica, sexual y social tradicional en cuanto al rol de macho --- lo que hace como alarde, aunque en verdad, a menudo, sea impotente. Y al final su incapacidad para amar.
Contrariamente, si la mujer es la infiel, son las mismas mujeres quienes atacan esta conducta, con comportamientos como la segregación y la denuncia a la "pobre pareja  engañada". Además que en las mujeres surge un auto castigo al ser infieles pues es contrario a la imagen pública de ser decentes. También es una manera de agredir pasivamente, de defenderse ante la devaluación de sus cónyuges pues para las mujeres es muy importante ser bellas y deseables antes los ojos del otro.
La infidelidad a pesar de ser "tan común" es un choque contra la integridad, todos tenemos una opinión al respecto y si nunca la hemos padecido o la hemos percibido, pensamos que de habernos sucedido, que hubiéramos puesto fin a la relación. Sin embargo, una vez que se descubre, en casi todos, viene el choque emocional, el estallido de cólera, la humillación y la devaluación del sujeto engañado. Pero la ruptura no aparece, porque entonces se forman dobles mensajes. El infiel quien cae en el arrepentimiento, primero lo justifica y después exige que se le respete su tiempo y su libertad.

"Yo soy hombre mujeriego, tengo mis necesidades", y, ¡eso basta!…
Por su parte, el cónyuge engañado se vuelve suspicaz y anda tras cualquier pista que le asegure que la relación extramarital llegue al fin. Cae en un círculo vicioso pues aumenta su dependencia en la medida en que su conducta obedece por entero de "descubrir la verdad", pero ésta nunca llega por más que logre a haber enfrentamientos con el/la amante.

El cónyuge engañado, se compara con el/la amante en su físico, poder, dinero, inteligencia y muchas veces llega a identificar al amante mediante el teléfono, domicilio, trabajo, y cosas similares.
Son devastadores los efectos que estas pesquisas producen en el engañado pues éste se sitúa de inmediato en un rol inferior y sin guía social alguna. Es notorio que no existan soluciones o fórmulas sociales para enfrentar el conflicto y conduce a que éste sea llevado a la sombra de la sociedad, se piensa que eso no puede pasarnos nunca, que las mujeres/hombres que lo padecen son unos tontos, que el amor es para toda la vida o al menos hasta que la muerte muerte los separe. Siempre es al otro a quien le sucede pues es una especie de muerte.
Los engañados, por su parte atraviesan situaciones inéditas como la duda entre lo prohibido, lo permitido, lo bueno y lo malo. No hay guías satisfactorias acerca del plande acción, ya que no resultan satisfactorios los modelos de las mujeres que aguantan al hombre "hasta que la muerte los separe", aunque continua existiendo una marcada dependencia psíquica y social hacia el otro. En hombres y en mujeres hay incertidumbre acerca del futuro, del dinero, de la posición, de los ataques masculinos respecto a la renuncia del estatus social actual.
No es fácil renunciar a los lujos acostumbrados…
Hago énfasis en el sufrimiento de las mujeres porque muchas veces la infidelidad de los hombres ocurre dentro de un gran contexto llamado violencia familiar, en donde "el hombre fuerte" manipula a la "mujer débil" y una manera de hacerlo es mediante la vejación de que su compañera tiene poco valor y utiliza las aventuras extramaritales como una especie de derecho que el género le otorga. En cambio, ante la menor sospecha de muchos hombres, de conductas de supuesto coqueteo por parte de su pareja, viene el hostigamiento o los golpes. Esta si que es una situación social "tradicional", más común de lo que se piensa y que genera patologías en la medida en que ni el hombre ni la mujer se desarrollan, sino que más bien viven en un círculo vicioso, acrecentado por el aislamiento, dadas las ligas estrechas existentes entre ambos.
Otra causa de infidelidad femenina es el abandono a que son sometidas las mujeres por sus cónyuges, ha aumentado el número de esposos adictos al trabajo, que descuidan a su pareja y que perpetúan y ponderan los éxitos laborales sobre los emocionales. Los hombres, que en su opinión son el apoyo de la familia, pero que a veces sólo se centran en lo económico y ante la demanda de la mujer, sostienen que ellos llevan la carga más pesada "al enfrentarse al mundo" --- lo que las mujeres no hacen.
En nuestro país,  donde todos se entrometen en lo ajeno, todo se habla, todo se discute --- aún las cosas más íntimas; y donde, lo que nunca se hace, es estudiar lo discutido, con buen juicio, seriedad y parsimonia --- antes de darle difusión indiscriminada y amplia.
La mujer infiel puede contar que sus aventuras pronto serán del conocimiento universal. Lo que les presenta todos los dilemas de lo que puede, o no, hacer dada la situación.
En la infidelidad se intenta obtener la satisfacción de carencias que no fueron satisfechas en la relación de pareja estable, sólo se asegura el fin real de la separación, de donde la infidelidad pasa a ser el escape de un estado incierto e insatisfactorio, más que una alternativa real a un matrimonio acabado.

CONCLUSIÓN Y RESUMEN

La infidelidad es uno de los tantos síntomas que enfrenta una pareja en crisis, y a veces, sin estarlo. Es algo que no puede explicársele desde un punto de vista universal. Cada caso es único y toda situación no es igual.
Es un tema sujeto a polémicas porque en éste confluyen infinidad de valores, actitudes, prejuicios y estereotipos.
Desde el punto de vista "patológico", esta conducta lo será, toda vez que sean conductas repetitivas y estereotipadas que impidan el desarrollo de la pareja y/o de cada uno de los cónyuges en su propia vida y en su relación.
Sin embargo, no hay que olvidar el hecho de que es incierto pretender hablar de la pareja o de la familia como el estado ideal, ya que existen personas que necesitan estar solas o que así pueden funcionar mejor. Aunque aquí en nuestro medio es muy mal visto tanto de hombres solteros (bajo sospecha de ser homosexual) como de mujeres solteras (solteronas y amargadas) viviendo por sí mismos y solos.
Más que pretender hablar de la "crisis de la pareja" porque este tipo de conducta afecta a lo socialmente esperado, habría que concienciar a la población de que este tipo de procesos son comunes durante las crisis a las que toda vida está sujeta.
Yo agregaría, respecto a la crisis de la pareja actual, que hay una incertidumbre acerca de lo que genéricamente el hombre debiera ser, pues éste se ha definido como lo opuesto a la mujer y al existir mujeres en lugares públicos (antes exclusivos de los hombres) son las mujeres, muchas veces, las que aportan mas, las de mayor escolaridad, las de mayor vida social, las de mayor empuje y las de mayor carácter. Entonces la fuerte imagen del hombre preocupado por la vida pública y por realizar "las labores más importantes" se ve debilitada.

Sin embargo, hay que ver a la pareja como un sistema, en el cual de no cubrir las necesidades de sus miembros en el plano sexual, económico, de roles, de comunicación, y con los hijos, si los hay, podrá darse algún tipo de relación extramarital que ponga su vida en peligro. Pero, si a la inversa, vemos a la infidelidad como causa de una ruptura, perdemos de vista a la pareja como totalidad, porque la no satisfacción de los miembros puede traer como consecuencia no sólo la infidelidad, sino también la rigidez de los roles, la falta de comunicación, y lo más dañino, la violencia familiar.
Finalmente, como ya se mencionó, en la elección de compañero operan no sólo factores conscientes y amorosos, sino también causas inconscientes y factores externos, los cuales influyen de manera efectiva en la decisión de hacer vida en común; la cual no siempre puede ser tomada cuando la persona se haya consolidado como persona adulta y madura en toda la extensión de la palabra.
"Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y derecho, en lealtad y compasión.
Yo te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Eterno."
(Oseas 2:21-22)


martes, 7 de marzo de 2017

NUNCA NIEGUES UNA MANO A NADIE, ALGÚN DÍA PUEDE SER LA TUYA



ALBERTO ACUÑA ARAYA.

¿DE DONDE VENGO, DÓNDE ESTOY Y HACIA DONDE VOY? El papel de los que llamamos amigos. Una sinopsis.
Amigo: haz uso de una de las grandes virtudes que te ha dado Dios. Ese Dios en el cual tú crees, LA LIBERTAD. Como por ejemplo libertad para continuar leyendo o no. Que preciada virtud. Y eso conlleva a la elección. Una característica que ni los mismos seres inmateriales que se les llaman ángeles la tienen.

Efectivamente, lindo día para pensar, pero pienso, no es también un lindo día para actuar, pero no para ese actuar de cine, de telenovela o teatro. No, es lindo día para actuar la vida, esa circunstancia tan particular que tenemos HOY, no ayer, ni mañana. Pensar primero y actuar después (¿tendrás tiempo?).
Eso que nos lleva a tres preguntas claves de la existencia humana. Y aunque quisiera evitarlo no puedo. No puedo obviar a filósofos existencialistas como Sören Kierkegaard u Ortega Y Gasset; aquel que dijo una vez “YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA”.  Pero para ser sincero no quisiera teorizar sobre la vida, sería algo muy banal. Pero si a las tres preguntas claves en la vida de todo ser humano; ¿DE DONDE VENGO?, ¿DÓNDE ESTOY? Y ¿HACIA DÓNDE VOY? Bueno yo me las he hecho infinidad de veces y para los que me conocen saben el ¿Por qué? Pero vamos al punto, ante esa disyuntiva hemos buscado a un amigo o amiga. Pero no para que me solucione mi situación, sino para que coadyuve a encontrar mis propias respuestas. O le hemos extendido la mano a alguien para colaborar con él o ella a encontrar su propio camino.
Amigos hasta donde llega mi orgullo o “falso orgullo” para no expresar lo que pienso, lo que digo, lo que hago. Será que esa misma particularidad nos hace creer que somos auto-suficientes. Autosuficiencia que lleva consigo el orgullo y la vanidad. Y yo me pregunto quién ha logrado algo con su orgullo o su vanidad (pero “ojo”, hablo de algo importante, no hablo de banalidades y trivialidades) alcanzar esas preciadas metas que nos planteamos algún día y lograrlas. A cuantos obstáculos me enfrente y cuantos tropiezos me llevé, y tuve el suficiente autoconocimiento para pensar que yo era un ser limitado y que necesitaba de los demás para salir de ese profundo abismo donde estaba sumergido. Decía Friedrich Nietzsche filósofo, poeta y filólogo alemán que “cuando nos quedamos mirando mucho tiempo el abismo, llega el momento en que ese mismo abismo nos está mirando a nosotros”. En lo personal, pienso en que será mejor solamente verlo, y pasar de largo, porque como en mi caso me quedé mucho rato mirando y no sólo me  miró sino que me absorbió y no es fácil salir de un abismo, cualquiera que este sea. Pero amigos aquí viene la “perla”. Y la encontré en el Dios en el que yo creo, mi familia y algunos amigos  (y digo algunos, porque no todos en realidad son amigos). Solamente haciendo a un lado ese orgullo estúpido o falso orgullo. Ahí descubrí que necesitaba de alguien, y ese ALGUIEN era DIOS (que vive en mi, y aunque  no soy fanático, respeto las creencias de todos y cada una de las personas con las que me relaciono), y cada cual tiene su forma de llegar a Dios, mis padres, mis hermanos, y algunos de mis amigos. Y aquí estoy, pero amigos esa es una perspectiva. Y creo que hay que aceptarla y asimilarla a cabalidad, sino estaré engañando a los demás y lo peor engañándome a mí mismo.
La otra perspectiva, tal vez es un poco más seria, aunque no lo parezca. Esa es cuando alguien extiende su mano pidiendo ayuda o un poco de comprensión, porque solo no pudo dar respuesta a esas tres interrogantes que planteaba al principio. Pero cuidado en algunos casos este tipo de personas se presentan como humildes necesitados (de amor, comprensión, cariño o compañía), y digo cuidado porque hay un aspecto triste de la existencia, “la falsa humildad” y esa es un elemento hija del orgullo y de la soberbia. Es un disfraz tan difícil de identificar a veces, que cuando menos te das cuenta vos sos el necesitado y no este o aquel. Ante su debilidad emocional y falta de energía psíquica lo que quieren en última instancia es robarte tu propia energía positiva. Por eso, si alguien no te pidió ayuda o consejo, mejor no hay que involucrarse, pero si alguien recurre a vos extendiendo su mano y solicitando tu ayuda o consejo no lo dudes. Ese sos vos mismo en otro tiempo y espacio (aunque en lo personal prefiero la palabra sugerencia que consejo). Y en estos casos, hay que recordar aquella frase, bíblica por cierto, que un ciego no puede guiar a otro ciego, porque los dos terminarán en el mismo abismo. O sea, no es cuestión de pasar tu energía, (la que te a costado tanto, a veces) como ocurre con un automóvil cuando se le baja la batería y llega otro conecta los cables y se da una transferencia de energía y eso es todo. Pero la realidad es que el amigo de la batería baja adquiera una batería nueva y no seguir llamando a los amigos para que lo recarguen y así “ad infinitum”. Porque donde queda el efecto que se le produce al otro automóvil. Es imperceptible pero ahí está. Por eso amigos pensemos una cosa “nadie puede dar lo que no tiene” como nadie va a dar lo que no quiere dar, no insistamos. Dios y los que te aman están ahí. Es más, Dios no necesita el amor nuestro para sobrevivir, imagínense un dios que necesite de nuestro amor para sobrevivir, que clase de dios sería ese, y con respecto a esto ese Dios en quien creemos lo único que nos pide es que nos dejemos amar. Qué lindo eso imagínense, que la persona a quien amamos lo único que nos pida es que nos dejemos amar por ella. Eso sería genial, pero como siempre, ese tipo de elementos terminan absorbiéndolo todo y nos dejan como decimos, con una mano adelante y otra atrás. Y yo no creo como mucha gente dice, es que somos humanos y cometemos errores. Amigos esa es la excusa más antigua y extendida por todo el mundo. Es lo que yo llamo “la excusa universal”. Y por ahora, para terminar, nunca esperes algo cuando das y tampoco des cuándo te han ayudado. Eso a la larga terminaría convirtiéndose en mero interés o compromiso. Y así no funciona la vida.
PD: “Creo que el mayor pecado que podemos cometer en la vida es generalizar, por eso nunca generalizo”. Generalizar no es un acto de justicia. Es un acto de discriminación.