FIDELIDAD – CONFIANZA –
INFIDELIDAD - DESCONFIANZA
El tema es un poco extenso, tómense su tiempo
ALBERTO ACUÑA ARAYA
“Nunca, ante ningún tema generalizo.
Por generalizar han sido asesinados
muchos inocentes. La generalización no es un acto de justicia, por el contrario
es un acto de discriminación”.
Pensar en infidelidad por
lo general implica pérdida de confianza, de auto-seguridad, de auto-estima,
dolor, remordimiento, rencor y toda una serie de sentimientos en el que se
siente que el mundo se viene encima. Y esta se plantea en muchos ámbitos. Sin
embargo aquí se partirá de la infidelidad de pareja, en cuanto pareja estable
por un importante periodo de tiempo, aunque en algún momento se hablará de la
infidelidad matrimonial, no podremos quedarnos solo en ese análisis. Nuestra
sociedad ha “parido” infinidad de relaciones que implican casi, sino todos, si
la mayoría de los elementos que conllevan a una ruptura por infidelidad.
Existen dentro de esta tematica algo interesante para aquellas personas que
aunque no tengan una paraja con una relativa estabilidad, si han sido infieles
y no ante una, sino ante dos, tres, o más parejas. Incluso si estas personas se
sienten “libres” solteros sin ningún compromiso serio. Al respecto, y a manera
anecdótica, me decía un amigo soltero en una ocasión, creyente y bastante
tranquilo, y tenía una relación con una mujer casada. “Mira Alberto, me siento
tranquilo con esta relación, la pregunta obvia era por qué? Y me respondió sin
prejuicios de ninguna índole, “porque ella es la “adultera” es casada, yo no,
yo soy soltero. Saquen sus conclusiones.
La infidelidad
dependiendo del entendimiento que tenga la pareja sobre la obligación de
exclusividad adquirida, es causante de la mayoría de las separaciones y motivo
de grandes tragedias.
Un reporte publicado a
inicios del 2010 por la Escuela de Humana de la Universidad de Minnesota, indica que
en el 90 por ciento de los casos de separación, ha estado envuelta la infidelidad.
El estudio intenta definir la infidelidad de la siguiente manera:
- Infidelidad
Accidental: No es esperada, sospechada o predecible.
- Infidelidad Pura:
Es el cambio continuo de pareja. La persona pretende causar envidia
sobre otras por el hecho de tener mayor número de compañeros (ras).
- Aventura Romántica:
Ésta ocurre en ciertos períodos de la relación, como un escape de las
circunstancias.
- Arreglos Maritales:
Separaciones temporales, relaciones abiertas, sexo convenido.
Según encuestas realizadas a nivel
nacional e internacional, el hombre suele tener un promedio de seis compañeras durante el transcurso de su vida, en
cambio la mujer, sólo dos.
LA INFIDELIDAD: UN PUNTO DE VISTA
Todos, terapeutas o no,
en algún momento se ha de enfrentar a la infidelidad y no siempre sabremos de
qué se trata hasta el momento de tener por delante una situación que rompe con
un compromiso interior, un compromiso contraído con toda sinceridad y que por
lo general es causante de muchas discordias y que involucra siempre a más de
una persona.
En los momentos en que se
enfrentan a la infidelidad se toma conciencia de manera exacta de una
situación doliente y que remite al significado opuesto:
La palabra fidelidad significa también honradez y lealtad. Ser consecuentes con principios y valores conjugados a través de
los años de vida en los que aprendimos a sumar nuestros propios principios con
aquellos universales que alguna vez nos transmitieron nuestros mayores en su tiempo debido. Ser fiel es ser
honesto consigo mismo y ver la dimensión de la trama real en el transcurso de
nuestros días, saber, a partir de nuestros propios valores, qué consecuencias
se desatarán si dejamos de ser leales a nosotros mismos, como a otros.
Cuando se forma una
pareja y se prometen fidelidad y reciprocidad no sólo se están enlazando nexos
de amor y responsabilidad social,
y legal, sino que también se están sentando las bases de una situación interior
que debe prevalecer ante cualquier circunstancia futura para fortalecerse ante
los problemas que la vida cotidiana
traiga.
A todo el mundo le puede
suceder que deje de amar a su pareja, muchos motivos pueden llevar a que se dé
una situación en que se deja de amar y desear a la otra persona, pero esto no
significa que se deba tirar todo por la ventana simplemente por el hecho de no
ver en el otro un objeto de deseo y complacencia en la intimidad personal. Si la vida de pareja
tan solo basó su fidelidad y felicidad en la comunión carnal y satisfacción de
sus propios deseos; y no alimentó otros valores que sostienen toda construcción humana, entonces se
puede decir que lo vivido fue endeble, cualquier viento soplado desde cualquier
esquina pudo tirar abajo esa torre de barajas hecha con la ilusión y sin la
obligación debida.
En los casos en que no
hay hijos en una pareja, la sociedad acepta y previene una
situación de divorcio (separación), que aún con algún trauma por parte de los dos o
de un solo integrante, puede resolverse en términos favorables para ambos, las
cosas se complican cuando hay hijos, frutos de la relación
que en otros tiempos navegó sobre las tranquilas aguas de una ilusión.
En esos momentos no sólo
se debería pensar en que no se quiere más a una persona, que ya ha dejado de ser
su centro de atención y satisfacción física y por ello debe
abandonar toda relación existente, dejando un hogar por detrás, hijos sin su imagen paterna o materna,
responsabilidades contraídas con anterioridad y que apuntaban a un destino más
extenso, más sehuro, más feliz.
La fidelidad es un bien
ético, es un don especial que solidifica y magnifica nuestro interior. Se es
más feliz cuando somos leales a nuestros principios y tratamos de resolver
esas cuestiones desde una perspectiva amplia y legítima, tomando en cuenta las
necesidades de los demás, y accediendo a dejar un poco al lado la urgencia de
abandonarlo todo porque no hay satisfacción como se espera.
Todos los seres humanos
son motivados por deseos. Deseos de reconocimiento, de amor, de sexo, de gratitud, de amistad, de trabajo, de valoración, y de poder, pero el deseo debe
someterse a la razón y la razón al conocimiento de la realidad, y,
cuando esto se subvierte, entonces contrariamente a lo que se cree, no se ha
ganado libertad y solo habrá una parcial
satisfacción de ese deseo.
La infidelidad es una
situación que solo se resuelve de una manera, enfrentándola, pues ya estuvo
instalada en el instante mismo de un compromiso anterior. Responderle con otra infidelidad por despecho, es crear
lazos y nuevos compromisos con personas a las que se pueden herir sin que
tengan nada que ver con la ilusión de amor y tortura de cada uno. Atacar con violencia a la persona infiel es
tan nefasto para uno, como para el otro, por lo que tampoco de nada sirve.
Infidelidad, ¿causa o consecuencia de la crisis de pareja?
La infidelidad es vivida
como una de las peores traiciones que enfrenta la pareja y en general se piensa
que el infiel es el culpable, sin embargo, la infidelidad es sólo el resultado
de las crisis de pareja y ésta no es sólo sexual pues el cónyuge infiel buscará aspectos que su
pareja no le brinda y estos pueden ser intelectuales, físicos, económicos y
emocionales --- además de los sexuales.
El matrimonio
El matrimonio como institución, ha
sido cuestionado de manera fuerte como una institución feudal de control y de coerción que
permite la preservación del orden establecido. Al ser el matrimonio una
institución social es difícil que la pareja pueda modificar a la sociedad, para
cambiarlo --- el matrimonio resta en principio en la fidelidad mutua.
No podemos soslayar el
hecho de que la moralidad, junto con sus valores, costumbres, normas, y atributos incitan al individuo a ajustar su conducta, pero también, sería por
demás arbitrario, pretender "conocer" al individuo sólo desde afuera
o desde el grupo sin intentar siquiera
apuntar hacia los factores inconscientes y/o intrapsíquicos que desencadenan la
infidelidad.
Hacia un concepto
Por infidelidad,
relaciones extraconyugales, amantes, enamorados casuales, se entenderá la
relación fuera del lazo de pareja estable, que uno de los miembros establece
con otra persona, sea ésta del mismo o del sexo opuesto, y con quien obtiene
algún tipo de relación amorosa --- no solamente genital ---, y que puede ser de
corto o largo plazo.
El lazo conyugal alude no
al hecho jurídico de contraer nupcias sino a la posibilidad de que la pareja
haya aceptado llevar una relación más o menos duradera, (amor eterno) de manera
voluntaria y comprometiéndose moral y físicamente el uno con
el otro.
El tema de la
infidelidad, en este sentido, no puede ser abordado como una entidad en sí
misma, sino que tiene que ser entendido como una de las características --- una
de las consecuencias de las relaciones de pareja.
Las relaciones de pareja, igual que todo tipo de relación, contienen cargas
ambivalentes de amor y odio.
Factores que predisponen
Uno de los factores
predisponentes de la infidelidad se remite a la elección del compañero. De
acuerdo con este concepto, esta
"decisión" está dada tanto por factores conscientes como
inconscientes y además, restringidos al hábitat de cada individuo, es
decir, la elección no es al azar sino que está altamente determinada de acuerdo
con las actividades realizadas que nos permiten "conocer" o
relacionarnos con otras personas.
De acuerdo con aspectos Freudianos
(con los cuales comparto en muy pocos aspectos, la elección del compañero puede
hacerse por varios senderos:
1. El tipo narcisista puede amar:
a. lo
que uno es (a sí mismo)
b. lo que uno fue
c. lo que uno quisiera ser
d. a la persona que fue parte de uno mismo
2. El tipo anaclítico (relación
de dependencia) puede amar:
a. a la mujer nutriente
b. al hombre protector
El esquema anterior
explica por qué existen elementos de amor y odio en las relaciones amorosas. Al
proyectar parte del ego en el otro y llegar a la frustración, se desencadena el
odio, ya que mediante el mecanismo de la proyección se supone que el otro
"debe" satisfacer nuestras necesidades; lo que ocurre tanto al nivel
consciente como el inconsciente.
La pareja necesita, para
su supervivencia y para el desarrollo de cada uno de los
integrantes, movilidad; así, el tipo de elección inicial puede ser modificada.
Por ejemplo, la pareja complementaria, en donde uno "manda" y es
considerado mejor, más capaz, y más apto, puede verse seriamente afectada
cuando el miembro "menor" obtiene una serie de logros que lo hacen
salir del esquema establecido. En este ejemplo, el miembro "débil",
realiza una elección del tipo anaclítico pero dados los logros, su
relación se transforma en una de tipo narcisista. La relación continúa, siempre
que la elección sea ratificada por ambos miembros de la pareja.
Puede darse el caso de un
cónyuge de carácter oral o simbiótico que,
en su afán de evitar la depresión, haga una elección de
tipo analítico y cuando descubra que por medio de su compañero no solucionará
sus fantasías, podrá entonces buscar una relación extra marital.
Así es como a nivel
inconsciente, se puede elegir compañero por la idealización que se hace del
objeto, puesto que cuando la persona se relaciona con alguien a quien considera
valioso, se valorará mejor a sí misma; o bien, puede sentirse apoyada de manera
más sólida.
Hay que destacar que
también puede elegirse pareja para no relacionarse y evitar la fusión y proximidad del otro.
Las situaciones
anteriores, hacen referencia a patologías, en la medida en que se hacen modos
de relación rígidas y estereotipadas y así, ante cualquier crisis o problema
"vital" de la pareja, resultarán las conductas inoperantes para
resolver, o cuando menos, llevar a buen término los problemas que la aquejan.
Sea cual sea el tipo de
elección que se haya realizado, los miembros de la pareja pueden sentirse
defraudados una vez terminado el período de luna de miel y entonces, las
expectativas sufrirán un golpe cuando se enfrenten a la pareja "real"
y no a la idealizada.
El desplazamiento del
odio, virtualmente operante, dentro de la "luna de miel", se torna
ahora ineficiente a pesar de la represión, que ante una crisis se resquebrajará
de tal suerte que un miembro de la pareja puede elegir como amante a una persona
diametralmente opuesta a su cónyuge, conservando a su pareja como objeto bueno.
Este mecanismo explica aquellos casos en donde se busca un amante con el objeto
de continuar idealizando la figura del cónyuge y descargar así, lo negativo en
el otro. Esto es frecuente, en personas que comparan la relación sexual con
actividades excretoras y pueden entonces "desahogarse" con
prostitutas, conservando en un buen concepto el nombre del "cónyuge
decente".
En este sentido, hay que
mencionar otro tipo de relaciones extramaritales en donde la genitalidad no es
lo más importante tanto como lo es la necesidad de sentirse escuchado y
atendido por otra persona --- el papel de la geisha en el Japón, y en parte de la
prostituta en nuestro medio. Aquí se institucionaliza "la querida"
--- frecuentemente, más bien-querida que la esposa "legítima".
Partiendo del supuesto de
que toda pareja necesita cierto grado de dependencia, dada la necesidad de
adecuar los roles; pueden encontrarse ciertas "desviaciones" respecto
a la dependencia como el caso de individuos que tienen amantes cuando sienten
que el cónyuge amenaza su independencia y autonomía y que tienen
miedo a quedar atrapados, en este sentido, se observan sujetos que una vez que
el/la amante inicia sus exigencias, buscarán nuevamente otra relación que los
"salve" tanto del cónyuge como del amante "devorador" o
bien, pueden mantenerse así para evitar ser absorbidos por ambas. Esta
situación incluye el mito de "don Juan"
en quien cabría la interpretación psicoanalítica del
"miedo a la fusión" puesto que al relacionarse con muchas personas,
la persona no puede involucrarse íntimamente con ninguna.
Muchos hombres
mujeriegos, esperan "volver" de nuevo a su "casa" a restar
por el fin de sus días con la esposa/madre con quien se casaran y a quien
abandonaran por otras conquistas de conveniencia.
Puede suceder también,
que la infidelidad ocurra para satisfacer la necesidad del enamoramiento. Como
con el cónyuge la luna de miel llega a término, podemos encontrar sujetos para
quienes es necesario estar continuamente en la etapa de idealización y de
fusión para sentirse amados.
También es importante subrayar
el hecho de que la infidelidad puede darse como consecuencia de la
desconfirmación del otro o como intento de "salvarse" de una relación
asfixiante.
Igual que el dinero, los hijos, las
propiedades, los lujos, manifestaciones del poder en la pareja, la posibilidad
de ser más atractivo y de tener mayores potencialidades sexuales y atracción
hacia el sexo opuesto, es otra ostentación de poder en la pareja. Ciertas personas
capitalizan en la adquisición de parejas como si fueran objetos de exposición. "Mira cuantas
mujeres (hombres en el caso de Paris Hilton) tengo a mis pies".
A partir de las supuestas
"causas" de la infidelidad, habrá que tener en cuenta el papel que
desempeña el otro. Hay situaciones en las que el cónyuge es quien, por
problemas sexuales, defensas, necesidades narcisistas, estimula abierta o
encubiertamente a su pareja para que tenga relaciones
extramaritales, en el caso de que a la pareja le produzca angustia y rechazo.
Se pueden encontrar
infidelidades homosexuales o bien encubrirse una homosexualidad latente permitiendo que
el compañero tenga relaciones sexuales con otra persona --- este tipo de
infidelidad es característica del hombre que "confiesa" a la mujer acerca de los detalles
que ocurrieran en sus encuentros sexuales o del hombre que se masturba cuando
escucha o ve detalles gráficos de la relación
extramarital de su pareja.
El conocimiento de la relación
Se abordó, algunos
factores predisponentes para que la infidelidad ocurra, sin embargo, se
intententará ahora elucidar la consecuencia que la infidelidad trae en la
pareja, pues contrariamente a lo que se piensa la infidelidad no es siempre
causa de la ruptura de la pareja.
Independientemente de que
el cónyuge "engañado" se entere o no, y sin perder de vista que la
confesión suele llevar gran carga de hostilidad, aunado a las diferentes fases
por las que atraviesa el cónyuge, víctima de la infidelidad, después de
"conocer la verdad", este tema puede consolidar la relación siempre
que se hable del por qué y no del cómo, pues la pareja podrá estrechar aún más
sus lazos. Es necesario iniciar la meta-comunicación y salir del estereotipo
de engañado contra engañador para superar la crisis.
Los seres humanos son
verdaderamente extraños…
Por otro lado, las
relaciones de infedilidad no siempre son duraderas. Hay aventuras que no
amenazan a la pareja pues se basan en el supuesto efímero de su existencia.
De lo visto hasta ahora,
resultaría ingenuo pensar que el hombre tiende más hacia la infidelidad que la mujer o bien que las mujeres que
trabajan tienen mayor posibilidad de relacionarse extraconyugalmente que
aquellas que no trabajan pues pensando así, perdemos de vista a la pareja; pues
recordemos que también el otro toma parte activa aún en la
"pasividad" más extrema.
¿Es la infidelidad índice de salud o de madurez emocional?
Respecto al problema de
si un individuo adúltero puede ser considerado sano o no. Se supone que
"un relación feliz consta de dos seres humanos felices", en este
sentido, si se bien acepta que la relación íntima conyugal es un catalizador
para que surjan las patologías individuales, dada su múltiple necesidad de
satisfacer tendencias arcaicas, también se concluye que, desde el punto de
vista psicoanalítico, la patología y las necesidades de satisfacción infantil
son las que hacen propicia la relación extraconyugal. Considera que un
individuo, para ser feliz, no necesita de aventuras ni de la poligamia.
Hay que tener presente
que la fidelidad no es síntoma de
felicidad, ni de salud; podría
hablarse del tipo de relaciones simbióticas descritos por tantos, en donde las
relaciones bipersonales regresivas se tornan tan asfixiantes que un amante,
aunque utópico pensarlo en esas relaciones, resultaría deseable, por lo menos
para "movilizar" dicha simbiosis o bien expandir el cerco de
adhesividad que muchas familias poseen.
Así, más que buscar
patologías, habrá que pensar que la infidelidad puede ser un síntoma de la
larga serie de crisis por las que atraviesa la pareja y la funcionalidad, en
vez de morbosidad, estará dada por la manera en que la pareja pueda comunicarse
y superar la crisis.
Por otra parte, ¿qué hay
de los engañados que niegan o que no ven lo que su mundo les presenta?,
¿cuántos matrimonios existen en donde la infidelidad
deseable, por lo menos
para "movilizar" dicha simbiosis o bien expandir el cerco de
adhesividad que muchas familias poseen.
Así, más que buscar
patologías, habrá que pensar que la infidelidad puede ser un síntoma de la
larga serie de crisis por las que atraviesa la pareja y la funcionalidad, en
vez de morbosidad, estará dada por la manera en que la pareja pueda comunicarse
y superar la crisis.
Por otra parte, ¿qué hay
de los engañados que niegan o que no ven lo que su mundo les presenta?, ¿cuántas
parejas existen en donde la infidelidad es lo acostumbrado?
Muchos…
Por la experiencia, he
podido observar que las parejas reaccionan a la infidelidad con algún tipo de
conducta infiel (hablando con el amigo el ex novio, el ex marido, el compañero
de trabajo, o bien devuelven la infidelidad). La pareja siempre intuye el
engaño y la infidelidad pues se alteran ritmos, economía, sexualidad y los hombres se
muestran totalmente intolerantes ante la "invasión" de la esposa a
sus centros de trabajo o de poder y control.
En general, es muy
tolerada la infidelidad masculina pues existen creencias que la sostienen;
tales como pensar al hombre más potente, con mayor necesidad sexual. He aquí
una gran paradoja, pues se utiliza un argumento biológico para sostener un mito
social, me refiero a aquello de que el hombre debe ser: fuerte, racional,
mujeriego, con éxitos más sociales públicos que privados y que se justifique su
"sexualidad biológica".
La decencia del hombre no
se altera por ser adúltero, al contrario, si mantiene a la amante, hace alarde
de su capacidad económica, sexual y social tradicional en cuanto al rol de
macho --- lo que hace como alarde, aunque en verdad, a menudo, sea impotente. Y
al final su incapacidad para amar.
Contrariamente, si la
mujer es la infiel, son las mismas mujeres quienes atacan esta conducta, con
comportamientos como la segregación y la denuncia a la "pobre pareja engañada". Además que en las mujeres
surge un auto castigo al ser infieles pues es contrario a la imagen pública de
ser decentes. También es una manera de agredir pasivamente, de defenderse ante
la devaluación de sus cónyuges pues
para las mujeres es muy importante ser bellas y deseables antes los ojos del
otro.
La infidelidad a pesar de
ser "tan común" es un choque contra la integridad, todos tenemos una
opinión al respecto y si nunca la hemos padecido o la hemos percibido, pensamos
que de habernos sucedido, que hubiéramos puesto fin a la relación. Sin embargo,
una vez que se descubre, en casi todos, viene el choque emocional, el estallido
de cólera, la humillación y la
devaluación del sujeto engañado. Pero la ruptura no aparece, porque entonces se
forman dobles mensajes. El infiel quien cae en el arrepentimiento, primero lo
justifica y después exige que se le respete su tiempo y su libertad.
"Yo soy hombre
mujeriego, tengo mis necesidades", y, ¡eso basta!…
Por su parte, el cónyuge
engañado se vuelve suspicaz y anda tras cualquier pista que le asegure que la
relación extramarital llegue al fin. Cae en un círculo vicioso pues aumenta su
dependencia en la medida en que su conducta obedece por entero de "descubrir
la verdad", pero ésta nunca llega por más que logre a haber
enfrentamientos con el/la amante.
El cónyuge engañado, se
compara con el/la amante en su físico, poder, dinero, inteligencia y muchas veces llega a
identificar al amante mediante el teléfono, domicilio, trabajo, y
cosas similares.
Son devastadores los
efectos que estas pesquisas producen en el engañado pues éste se sitúa de
inmediato en un rol inferior y sin guía social alguna. Es notorio que no
existan soluciones o fórmulas sociales para
enfrentar el conflicto y conduce a que éste sea
llevado a la sombra de la sociedad, se piensa que eso no puede pasarnos nunca,
que las mujeres/hombres que lo padecen son unos tontos, que el amor es para toda la vida o
al menos hasta que la muerte muerte los separe. Siempre es al otro a quien le sucede pues es una especie de muerte.
Los engañados, por su
parte atraviesan situaciones inéditas como la duda entre lo prohibido, lo
permitido, lo bueno y lo malo. No hay guías satisfactorias acerca del plande acción, ya que no resultan
satisfactorios los modelos de las mujeres que
aguantan al hombre "hasta que la muerte los separe", aunque continua
existiendo una marcada dependencia psíquica y social hacia el otro. En hombres
y en mujeres hay incertidumbre acerca del futuro, del dinero, de la posición,
de los ataques masculinos respecto a la renuncia del estatus social actual.
No es fácil renunciar a
los lujos acostumbrados…
Hago énfasis en el
sufrimiento de las mujeres porque muchas veces la infidelidad de los hombres
ocurre dentro de un gran contexto llamado violencia familiar, en donde "el hombre fuerte" manipula a la "mujer
débil" y una manera de hacerlo es mediante la vejación de que su compañera
tiene poco valor y utiliza las aventuras
extramaritales como una especie de derecho que el género le otorga. En cambio, ante la menor sospecha
de muchos hombres, de conductas de supuesto coqueteo por parte de su pareja,
viene el hostigamiento o los golpes. Esta si que es una situación social
"tradicional", más común de lo que se piensa y que genera patologías en
la medida en que ni el hombre ni la mujer se desarrollan, sino que más bien
viven en un círculo vicioso, acrecentado por el aislamiento, dadas las ligas
estrechas existentes entre ambos.
Otra causa de infidelidad
femenina es el abandono a que son sometidas las mujeres por sus cónyuges, ha
aumentado el número de esposos adictos al trabajo, que descuidan a su pareja y
que perpetúan y ponderan los éxitos laborales sobre los emocionales. Los
hombres, que en su opinión son el apoyo de la familia,
pero que a veces sólo se centran en lo económico y ante la demanda de la mujer, sostienen
que ellos llevan la carga más pesada "al enfrentarse al mundo"
--- lo que las mujeres no hacen.
En nuestro país, donde todos se entrometen en lo ajeno, todo
se habla, todo se discute --- aún las cosas más íntimas; y donde, lo que nunca
se hace, es estudiar lo discutido, con buen juicio, seriedad y parsimonia ---
antes de darle difusión indiscriminada y amplia.
La mujer infiel puede
contar que sus aventuras pronto serán del conocimiento universal. Lo que les
presenta todos los dilemas de lo que puede, o no, hacer dada la situación.
En la infidelidad se
intenta obtener la satisfacción de carencias que no fueron satisfechas en la
relación de pareja estable, sólo se asegura el fin real de la separación, de
donde la infidelidad pasa a ser el escape de un estado incierto e
insatisfactorio, más que una alternativa real a un matrimonio acabado.
CONCLUSIÓN Y RESUMEN
La infidelidad es uno de
los tantos síntomas que enfrenta una pareja en crisis, y a veces, sin estarlo.
Es algo que no puede explicársele desde un punto de vista universal. Cada caso
es único y toda situación no es igual.
Es un tema sujeto a
polémicas porque en éste confluyen infinidad de valores, actitudes, prejuicios y
estereotipos.
Desde el punto de vista
"patológico", esta conducta lo será, toda vez que sean conductas
repetitivas y estereotipadas que impidan el desarrollo de la pareja y/o de cada
uno de los cónyuges en su propia vida y en su relación.
Sin embargo, no hay que
olvidar el hecho de que es incierto pretender hablar de la pareja o de la familia como el estado ideal, ya que existen personas que necesitan estar solas o que así pueden
funcionar mejor. Aunque aquí en nuestro medio es muy mal visto tanto de hombres
solteros (bajo sospecha de ser homosexual) como de mujeres solteras (solteronas
y amargadas) viviendo por sí mismos y solos.
Más que pretender hablar
de la "crisis de la pareja" porque este tipo de conducta afecta a lo
socialmente esperado, habría que concienciar a la población de que este tipo de procesos son comunes durante las
crisis a las que toda vida está sujeta.
Yo agregaría, respecto a
la crisis de la pareja actual, que hay una incertidumbre acerca de lo que
genéricamente el hombre debiera ser, pues éste se ha definido como lo opuesto a
la mujer y al existir mujeres en lugares públicos (antes exclusivos de los
hombres) son las mujeres, muchas veces, las que aportan mas, las de mayor
escolaridad, las de mayor vida social, las de mayor empuje y las de mayor
carácter. Entonces la fuerte imagen del hombre preocupado por la vida pública y
por realizar "las labores más importantes" se ve debilitada.
Sin embargo, hay que ver
a la pareja como un sistema, en el cual de no cubrir
las necesidades de sus miembros en el plano sexual, económico, de roles, de comunicación,
y con los hijos, si los hay, podrá darse algún tipo de relación extramarital
que ponga su vida en peligro. Pero, si a la inversa, vemos a la infidelidad
como causa de una ruptura, perdemos de vista a la pareja como totalidad, porque
la no satisfacción de los miembros puede traer como consecuencia no sólo la
infidelidad, sino también la rigidez de los roles, la falta de comunicación, y
lo más dañino, la violencia familiar.
Finalmente, como ya se
mencionó, en la elección de compañero operan no sólo factores conscientes y
amorosos, sino también causas inconscientes y factores externos, los cuales
influyen de manera efectiva en la decisión de hacer vida en común; la cual no
siempre puede ser tomada cuando la persona se haya consolidado como persona
adulta y madura en toda la extensión de la palabra.
"Te desposaré conmigo para
siempre; te desposaré conmigo en justicia y derecho, en lealtad y
compasión.
Yo te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Eterno."
(Oseas 2:21-22)