miércoles, 26 de octubre de 2016

EL ARTE DE LO POSIBLE, EDUCACIÓN


ALBERTO ACUÑA ARAYA



Las iniciativas por reestructurar un sistema educativo en nuestro país, acorde con los tiempos en los que nos encontramos no podríamos de dejar de considerarlo como en  elemento positivo. No obstante, estaría ante una serie de obstáculos.  Porque digo esto, porque no podemos seguir viviendo de parchas, desde las vías públicas hasta la educación, en tanto no se dé una restructuración del sistema desde el punto de vista global ya que por sí misma no podría promover, y ser garante de una rejuvenecida actitud de un serio compromiso compromiso económico y social, que no implique solo al estado, sino mas bien a todos los actores de la sociedad civil, y si no fuese así viviríamos de parche en parche hasta que el sistema colapse.
Huelgas, tomas, marchas, protestas… Todas manifestaciones que indican exasperación y que últimamente han repercutido en una baja de la tolerancia y paciencia del pueblo costarricense. Algunos hablan de crisis institucional, otros de una menguante capacidad de llegar a acuerdos. Sin embargo el denominador común es principalmente de voluntad política, añadiéndole a eso la existencia de un claro-oscuro político, paralelo al una generación de “vacios mentales” y en presencia de una falta de interés y una pusilánime y desinformada sociedad civil.
Es por esto que las iniciativas de reestructurar la educación, pero no exenta de dificultades.
Hasta el momento, se desconocen las prioridades de nuevas medidas y es muy pronto para exigir sus contenidos, pero lo que sí está claro es que la educación sin eufemismos ni ideologías de por medio, promueve reciprocidad entre los miembros de una comunidad y los prepara para acceder a espacios de cooperación mutua con igualdad de oportunidades.
Tal es el caso de Canadá, Australia y países nórdicos como Suecia y Noruega, cuyos programas de formación han logrado incrementar el interés, conocimiento y la participación de sus ciudadanos sobre asuntos públicos y privados, además de incentivar la intención de ir a votar.
No existen recetas mágicas en este aspecto, pero sí el ejemplo de perseverancia de algunos Estados, a saber Finlandia, Suecia, Australia los que han elaborado y evaluado por años sus planes de estudio sobre el importante proceso de una buena Educación
Un primer paso fue reunir información sobre qué significa participación ciudadana en la población más joven. Luego, se prepararon proyectos prácticos, más allá de la transmisión de conceptos teóricos, debido a que éstos resultan tediosos, aburridos y distantes para los alumnos.
Es por esto que se coordinan visitas a diversas organizaciones públicas, privadas y civiles, lo que promueve la interacción con sus protagonistas. Por otra parte, se analizan los programas de gobierno, se estudia a los partidos políticos para conocer sus propuestas y la trayectoria de sus miembros y se investigan casos reales sobre política, empresa y ONG´s.
Todo esto permite remover las conciencias de las futuras generaciones no sólo en cuanto a su participación, sino también en hacerlas entender que su cooperación es importante para la viabilidad del sistema democrático.
Para el caso nuestro seria hacer conciencia sobre lo que significa el trabajo comunitario, sobre todo en circunstancias de crisis socioeconómicas como la actual, es un propósito de largo plazo y no dependerá sólo de una reestructuración, sino también del ejemplo de probidad y buenas prácticas que reflejen aquellos quienes ocupan cargos de alta responsabilidad social. En otras palabras, que la corrupción no llegue a trastocar el sistema educativo.
De esta forma una adecuada acción cívica posee más de una cara. Existe una más política y corrupta (aunque no generalizo), que sale al encuentro del habitante sobre todo en momentos de elecciones, y otra más compleja y difícil de desentrañar, la cual es cómo todos los miembros de la sociedad interactúan entre sí de acuerdo a normas sociales y principios consensuados.
Movilizar a los “Ticos” para recuperar su interés y confianza en las instituciones y sus representantes es un proceso delicado, que requiere del esfuerzo de todas las partes y que trasciende a las necesidades de un grupo en particular.

Si una nueva o renovada estructura educativa logra convocar al pueblo para que se transformen en ciudadanos activos, informados y comprometidos, el éxito recaerá sobre todo el sistema social. Hoy se nos presenta la oportunidad de construir un proyecto país (y no sólo de gobierno) preparado para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

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