viernes, 7 de abril de 2017

EL NEFASTO PROTAGONISTA EN LA CONVENCIÓN DEL PLN.

EL NEFASTO PROTAGONISTA EN LA CONVENCIÓN DEL  PLN.

Excelente artículo de opinión del Dr. Mauro Fernández. Aparecido en el Diario La Prensa Libre. El Dr. Fernández como buen tico  no sólo sabe de Sexología.
  La mujer del César no solo tiene que ser honesta, sino también aparentarlo. De eso se trata la función pública, de eso se trata en materia electoral, de eso se trata cuando se habla de los destinos del país. Tenemos que ser honestos, pero también diáfanos; tenemos que ser claros, pero también transparentes y, sobre todo, debemos entender los tiempos que estamos viviendo.
El mundo se debate entre fraudes y patrañas, ingleses y americanos dudan de sus últimos encuentros en las urnas. Los holandeses blindaron sus elecciones renunciando a la tecnología y se inclinaron por los lápices. Los eruditos del orbe ven con recelo los resultados sorprendentes que han ocurrido en los últimos meses. Ese es el acontecer electoral en el mundo y no podemos olvidar que hoy, más que nunca y gracias a las redes sociales, lo que ha sucedido en diversas latitudes, cala, repercute y toca nuestra opinión y nos genera dudas e incertidumbres.

Por eso no veo con buenos ojos que el tribunal del partido no sepa trasnochar, no veo con buenos ojos que los sacos de papeletas dormiten esperando el desayuno de sus contadores. El mundo no para cuando el sol se acuesta y no es posible que no seamos capaces de prolongar los conteos simplemente porque es hora de dormir. 

Esto no nos habla de fraude, en ningún momento, pero nos habla de una desidia y las autoridades electorales partidarias tienen que ser diligentes y beligerantes al entender que los resultados no solo deben ser reales sino también rápidos. Se debe durar lo que se debe durar, pero no se debe esperar el sueño de los contadores. 
Estas medidas de “mejor terminamos mañana” hablan de una enorme ignorancia sobre las dudas que desatan los conteos prolongados.

Desde el momento en que se cierran las urnas hasta que se tenga un ganador indiscutible, el proceso tiene que ser ininterrumpido. Así lo quiere el pueblo, así lo quieren los precandidatos y así lo dictan el sentido común y la transparencia. La estabilidad del país se pone en juego en cada contienda electoral, interna o nacional, la credibilidad de los procesos de elección popular se pone en entredicho en cada votación. 
Cada urna que se abre es una confianza que queda en el aire, cada urna que se cuenta es una confianza que se reafirma y esta vez volvimos a cometer el error de dejar en suspenso la confianza. 
Enfermeras y campesinos, camilleros y periodistas, vendedores y pregoneros, doctores y policías, todos en este país sabemos trasnochar. Estos y muchos más trabajadores saben la importancia de la noche, pero parece que los eruditos electorales no han sido capaces de darle esa importancia a la jornada nocturna.
Necesitamos tribunales electorales con ojeras, que entiendan que, en materia de conteo, el café y no la almohada, es su aliado. Tienen que estar a la altura de nuestros tiempos, tienen que desterrar las dudas de fraude con una actitud asceta ejemplar. 
Son los primeros que tienen que alzar la voz y decir “esto se acaba hasta que se acaba”, y no pueden dejar en suspenso el resultado cuando tienen hambre, cuanto tienen sueño o cuando tienen frío. Los encargados de contar votos, no pueden ser como los pollitos. Tienen que ser gente de colmillo amarillo, capaces de trabajar duro con tal de disipar cualquier duda electoral.
El amanecer de este lunes fue amargo, los titulares de prensa daban noticias inconclusas, los telenoticieros deambularon entre resultados parciales y congelados, las redes sociales levantaron entendibles suspicacias y nadie sabía quién era el ganador. Con más de catorce horas de cerradas las urnas no teníamos un resultado.
¡Qué pena! ¡Qué vergüenza! ¡Qué torpeza! ¡Qué desatino! Estoy escribiendo este artículo hoy lunes 3 de abril a las 10 a.m. y todavía no hay resultados. Solamente conjeturas. Uno dice que ya ganó y el otro dice que va a ganar. Peligrosamente, uno de los precandidatos dijo “mañana ganamos esto”, sin comprender lo ambigua de la frase y las sospechas que podía generar.
El otro, fue más claro y tal vez imprudente al mencionar la palabra innombrable, la que todo lo mancha, al decir “no permitiremos un fraude”. Este atraso en el conteo de votos prolongó la campaña política, los candidatos se muestran como en campaña, confrontativos y antagónicos, todo porque no fuimos capaces de pasar la noche contando votos y disipando dudas.
Termino este artículo sin saber quién ganó, al margen del resultado, creo que esta convención debe servir para establecer, desde ya, que toda elección debe ser un continuo que se extienda desde el momento en que se abren las urnas hasta que se cuente con el ganador. Para eso Dios creó el café.


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